Dados los últimos acontecimientos, creo que escribiré un poco sobre el después de las citas. Especialmente, el después de las primeras citas…
Haces dos semanas, quedé con alguien y la cita la verdad que fue bastante buena. Parecía que había sido así por las dos partes… un buen abrazo de despedida y 5 o 10 minutos un mensajito por la otra parte… Me decía que había sido genial conocerme y que era un tío genial. Yo le dí las gracias por el abrazo y me contestó que podría darme muchos más… Esto me recordaba al post que hice algún tiempo sobre las despedidas y las miradas hacia atrás en esos momentos... No hubo mirada pero hubo otro tipo de feedback.
Así que la cosa pintaba bien… Hoy debería tocar segunda cita, pero no sé por qué me da que no habrá. Cierto es que me dijo que nos veríamos en octubre y estamos en septiembre pero… algo no me cuadra.
Y todo esto me lleva a pensar por qué jugamos tanto con la gente después de las citas. Digo todos porque a veces todos lo hacemos… A veces dices que volverás a llamar cuando sabes que no te apetece, dices que quieres volver a quedar cuando no piensas en volver a hacerlo, dices cosas bonitas a la otra… ¿con qué fin? Porque una cosa es nuestra actitud y otra cosa la actitud del “contrincante”. Nunca juegues con nadie, porque puede saber jugar mejor que tú!! Pero a lo que iba, ¿por qué crear ilusiones en la otra persona? A veces parece que queremos quedar siempre bien y lo que haces al final es quedar como el culo (perdón, pero así es la realidad).
También es verdad, que si una cita ha sido perfecta para nosotros, podemos sacar conclusiones de palabras que no son reales. Pero hay palabras que no tienen doble sentido y, decir que ha sido una velada genial, ¿ya me diréis que significa?
Una amiga, muy experimentada en temas de citas, me ha contado dos citas interesantes… Una de ellas con un chico que no paro de hablar en toda la cita. Obviamente el se lo pasó genial porque habló de lo que él quiso pero, por parte de ella, que también le encanta hablar, pues no tuvo la misma sensación. Esto también es otro punto, porque a ti te puede parecer la mejor cita del mundo y a la otra parte lo peor de lo peor.
En otra de esas citas, el chico quedó casi por obligación, obviamente esto condena al fracaso a la cita pero no quiere decir que para ti no vaya a ser buena.
Por eso y por mucho más hay que ir con cuidado a las citas y no suponer nada de nada. El peligro de esto es que si no supones nada a lo mejor no das pasos para que haya una segunda cita, y entonces la otra persona puede suponer que si tu haces nada es que no quieres y entonces el o ella tampoco lo hará-
Conclusión, da igual lo que hagas porque siempre corres peligro. Así que apuesta por lo que creas que debes hacer. Mi sugerencia, tírate a la piscina siempre que haya el agua suficiente para no tocar el fondo de golpe.
Yo la verdad que hasta este verano me he tirado poco a la piscina, pero como sabéis por los primeros capítulos, he decidido que ya no puedo andar con tonterías y que más vale recibir una torta o un no, que perder más oportunidades.
Esto es lo que le dije a una amiga ayer, que después de mucho tiempo con su Mr. Big particular, dentro de poco tiene una conversación, esperemos que definitiva, con él. La verdad que en vez de Mr. Big, me gustaría más que para ella fuera un Steve, el marido de Miranda, que al fin y al cabo me parece una relación cíclica (o círculo de vicio como diría mi amiga).
Y probablemente para el próximo capítulo sigamos de cerca las figuras de estas relaciones cíclicas y reiterativas: Mr. Big vs. Steve.
LOVE AND THE CITY
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