Ya os he hablado anteriormente de este autor, Julio Marín García. Aún tengo pendiente haceros la reseña de otra de sus bilogías, pero esa tengo aún que digerirla un poco más. Os recuerdo que podéis encontrarlo en @soyjuliomarin.
Esta bilogía está formada por dos libros: Los 3 suicidios de Marcos Ruíz y El legado de Marcos Ruíz.
He aprovechado los dos últimos puentes para leerme ambos libros. Quizá el título de la primera parte pueda echar para atrás a la gente más sensible pero en estos tiempos en los que estamos consiguiendo que la salud mental sea un tema del día a día, cuando la gente conocida y menos conocida, habla sin reservas de ir al psicólogo o estar en terapia, puede que no sea tan mala idea adentrarnos en el mundo de las enfermedades mentales.
La portada me parece maravillosa, Julio siempre acompaña sus libros de ilustraciones que le dan un toque especial y sobre todo, llaman la atención. Y no sólo hablo de la primera parte, si no también del cierre de la bilogía. Mucho más colorido pero aún así, tenebroso.
En esta bilogía toca adentrarse en un mundo oscuro pero, al fin y al cabo, un mundo real que mucha gente vive, personalmente o de cerca. Porque vivir una enfermedad mental propia puede ser duro pero vivir con alguien con esa enfermedad puede también llevarte a donde nunca te hubieras imaginado.
En estos libros, he pensado continuamente en como el linaje nos puede marcar y como debemos ver a tiempo que en ciertas ocasiones hay que romper con él. Lo que nuestros padres hacen, sienten... puede impregnarnos de por vida, llevarnos por esos lugares que ellos han transitado y que, siendo conscientes, no querrían para nosotros, pero inconscientemente te arrastran.
Creo que lo más importante que podamos sacar de los ojos verdes, es cómo no debemos tardar en pedir ayuda profesional al mínimo atisbo de que nos está pasando algo... pero sobre todo, cómo identificar cuando esto está pasando a tu alrededor, para si ya te está afectando romper esa herencia o si todavía sólo afecta a esa persona cercana, intentar también ayudarla.
El viaje por ambos libros es inquietante, doloroso, perturbador pero, sobre todo, sorprendente, porque el viaje de una mente enferma es siempre impredecible. Por momentos te encontrarás perdido, sentirás dolor y, de repente, todo cobrará sentido. Os aviso que el final os dejará locos.
Lo que más me ha hecho sentir es recordar esas situaciones en mi vida en las que ciertas personas no se han dejado ayudar, a pesar de su sufrimiento no han sido VALIENTES para afrontar la situación. Quizá lecturas de este tipo nos darían el valor para dar el paso en nuestros momentos difíciles o la fuerza para ayudar a esas personas que queremos y que sufren.
No me queda más que dar de nuevo las gracias a Julio por sus libros que como ya puse en la anterior reseña son... imposibles de definir pero inevitables de sentir.
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